Por qué de repente se nos olvida todo cuando nos envolvemos en un halo
de solemnidad y pedimos respeto para todas las creencias, sin importar
cuán intolerantes, nocivas y perjudiciales sean para todos? Desde cuándo
dejamos de reservar el respeto para lo realmente respetable, o incluso
admirable? Por qué confundimos el respeto al derecho a la libertad de
creer cualquier idiotez, con el respeto y la agachonería frente a la
idiotez misma, aunque esta nos golpee la frente con su libro cada que
inclinamos la cabeza para respetarla y así con cierta arrogancia nos
sentimos "mejores" seres humanos? Pero eso sí muy "respetuosos". Cómo
dicen, "podré no estar de acuerdo contigo, pero siempre respetaré tu
derecho a ser un pendejo, siempre y cuando respetes mi derecho a
decirlo. Yo que sé, anden todos al cuerno.
FRIEND: A
mi no se me olvida que la iglesia católica, por ejemplo, es una
institución opresora, violenta, homofóbica, misógina, asesina, etc. No
obstante trato de no juzgar ni atacar a los católicos siempre y cuando
no se metan conmigo. Cuando cruzan la línea entonces sí ya estamos
hablando de otra cosa.
Al considerar tu la iglesia católica con esos calificativos estás
emitiendo un juicio, un juicio por la creencia, me explico? Entonces en
tu escala de valores estoy seguro que llegas a la conclusión de que es
una creencia no respetable, independientemente del creyente. Ese es mi
punto.
Si un católico no se mete contigo, es desde su trinchera de no
creyente, si ejerce su catolicolería habrá de meterse contigo porque así
lo dice su creencia. Otra perspectiva del mismo punto que trato de
desarrollar.
Por
ejemplo yo tengo familiares y amigos que se consideran católicos, los
respeto y los quiero, respeto su libertad, más no respeto sus creencias,
porque en esa escala de valores que yo considero para ejercer mi propia
"moral" la homofobia la misogínia, la violencia y la opresión que
mencionas, entre muchas otras cosas no son para nada respetables, al
contrario son desdeñables y deben ser vistas como tales. Por lo mismo se
ataca la creencia y no al creyente, se respeta su libertad más no su
creencia, no nos dejemos agarrar por las narices sólo porque se ha
vanagloriado tales antivalores como la fe o la creencia. Y es que siendo
objetivos una defensa ante semejantes creencias no puede ser vista como
un ataque.
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